Aunque solía ser una nueva y misteriosa variante de la COVID-19, localizada inicialmente en Reino Unido, ahora es la mutación del coronavirus más dominante en Estados Unidos. Se trata de la variante B.1.1.7, mucho más contagiosa, que afecta especialmente a los jóvenes.
Según la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., “los casos y los ingresos a las salas de urgencias van en aumento, estamos registrando estos aumentos en adultos jóvenes, la mayoría de los cuales aún no se han vacunado”.
Además, los médicos aseguran que ahora muchos jóvenes sufren complicaciones de COVID-19que no esperaban, por lo que se hace necesario dejar de creer que solo los adultos mayores o las personas con enfermedades preexistentes están expuestas a padecer una enfermedad grave de COVID-19.
Como se conoce, los virus mutan frecuentemente, y, aunque la mayoría de sus modificaciones no son muy importantes, si llegan a ser significativas pueden causar variantes nuevas y más peligrosas de un virus.
La explicación a esto es que el coronavirus se ata a las células con sus proteínas de picos, los cuales rodean la superficie del virus. “Hay una pequeña diferencia en la forma en la que la proteína de pico (B.1.1.7) se aferra, lo que hace que se adhiera a tus células con mayor facilidad”, explicó la doctora Megan Ranney, médica de urgencias y directora del Centro Brown-Lifespan para la Salud Digital.
La cepa original del nuevo coronavirus “necesita algo de inóculo una determinada cantidad del virus para que la infección básicamente se adhiera”, detalla Reiner.
Así que estas nuevas variantes, especialmente la del Reino Unido, parecen ser más pegajosas. Entonces, la noción es que es más contagiosa, por así decirlo, porque potencialmente no necesita tanto inóculo para enfermar”, concluyó.
En resumen, podría entenderse que esto significa que puedes estar en un lugar y quizás tener una exposición más breve o más pequeña, más casual, y luego infectarte. Y debido a que la variante B.1.1.7 es más “pegajosa”, puede que tengas una carga viral más alta.
Crecimiento de casos
Ya se han reportado casos de la variante B.1.1.7 en los 50 estados de Estados Unidos. Sin embargo, se visualiza que son más jóvenes enfermos y hospitalizados, mientras que al principio de la pandemia eran principalmente personas mayores.
“La explicación para esto podría ser tan simple como que la población de mayor edad en este país o bien ya se expuso este virus, murió por el virus o se vacunó contra el virus”, agregó.
En marzo del 2021, Nueva Jersey registró un aumento del 31% en las hospitalizaciones por COVID-19 entre adultos jóvenes de 20 a 29 años.El grupo de 40 a 49 años presentó un incremento del 48% en las hospitalizaciones debido al virus.
Por su lado, la doctora Ranney remarcó que ahora suele atender a una mayor cantidad de pacientes jóvenes y previamente sanos que luchan contra el coronavirus. “En todos los turnos de urgencias veo al menos a algunas personas que están allí porque tienen problemas persistentes para respirar u otros efectos secundarios como consecuencia del COVID-19″, dijo.
Ranney añadió que generalmente define a los “jóvenes” como los menores de 50 años, pero “sea cual sea el límite de edad que utilices, ahora mismo estamos registrando más B.1.1.7 que variantes anteriores”.
“Ciertamente, también la identificamos más entre las personas de 20 y 30 años. Y ellos tienen menos probabilidades de estar vacunados y más probabilidades de estar fuera de casa”, sostuvo.
Riesgos posteriores
A medida que más jóvenes se infectan, a los médicos les preocupa la posibilidad de que aumente una tendencia inquietante que han observado durante meses: complicaciones a largo plazo.
Por ello, advirtió que hay una falsa sensación de “soy inmune a la enfermedad solo porque soy joven” y de “incluso si me contagio, estaré bien”. Y aunque es probable que un joven tenga suerte, también puede ser cierto que si se contagia no le vaya tan bien.
Reiner, por su parte, también mencionó que algunos síntomas de COVID-19 persistente en los jóvenes han durado aproximadamente un año. “Síntomas debilitantes que han aparecido tras la infección por coronavirus”, dijo. “Así que lo que les diría a los jóvenes es que el COVID-19 no tiene que matarte para destrozar tu vida”, culminó.
Pelear contra la variante
La buena noticia sobre la variante B.1.1.7 es que no necesitamos una nueva estrategia para combatirla. Lo que sí será necesario es seguir de cerca las directrices existentes para acabar con esta variante tan contagiosa.
“Aunque es más transmisible, todos los datos que tenemos respaldan el hecho de que podemos detenerla con las mismas técnicas que hemos usado para otras variantes. Así que sigue tratándose de mascarillas, distanciamiento físico, ventilación y vacunas. Y nuestras vacunas actuales, y esto es realmente crucial, funcionan muy bien contra la B.1.1.7”, insistió Ranney.
No obstante, hay un problema que se debe advertir: cuanto más tiempo circula un virus, más oportunidades tiene de desarrollar nuevas mutaciones. Y si las mutaciones son significativas, pueden dar lugar a variantes más problemáticas, incluyendo algunas que podrían evadir la protección de la vacuna.
“La variante B.1.1.7 se propaga con mayor facilidad, está aumentando el número de casos, estamos registrando algunos incrementos en las hospitalizaciones, probablemente debido a la propagación de la B.1.1.7. Pero las vacunas actúan contra ella. Puede haber futuras variantes con las que no tengamos tanta suerte”, finalizó.
Fuente: Perú 21