El reciente aumento de aranceles entre Estados Unidos y China —con gravámenes del 145% y 125%, respectivamente— ha generado incertidumbre sobre el crecimiento económico de ambas potencias, que en conjunto representaron el 47% del valor de las exportaciones peruanas en 2024. A pesar de una tregua de 90 días ofrecida por EE. UU. a países que no tomaron represalias, Perú seguirá enfrentando un arancel base del 10% sobre sus exportaciones. China es el principal socio comercial de 12 regiones peruanas, destacando Áncash, Apurímac, Arequipa e Ica, mientras que EE. UU. lidera como destino en Piura, Lambayeque y Lima Metropolitana, con un fuerte peso de productos agroindustriales.
Expertos advierten que el incremento arancelario podría afectar la demanda de productos clave como arándanos, café, uvas y espárragos, debido al encarecimiento de los precios en EE. UU. No obstante, algunos cultivos peruanos mantienen ventajas estacionales frente a la competencia, como el caso de la palta frente a México. Además, se prevé un impacto negativo en el sector minero, especialmente en la demanda y precios del cobre, lo que podría afectar tanto las exportaciones como los ingresos fiscales y la inversión en regiones productoras.
Frente a este panorama, especialistas como Patricio Lewis y Víctor Ballena coinciden en la necesidad de diversificar los mercados de exportación y fortalecer la competitividad del Perú mediante innovación, desarrollo y mejoras laborales. Aunque el Tratado de Libre Comercio con EE. UU. ha impulsado las agroexportaciones, la guerra comercial entre las dos potencias obliga al país a repensar su estrategia comercial y a reducir su dependencia de mercados vulnerables a tensiones geopolíticas.