Las personas que contrajeron la COVID-19 presentan deterioro en su salud mental que impacta en su calidad de vida ante las secuelas de la infección. Así lo demostró un estudio realizado en Lima Metropolitana por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM) del Ministerio de Salud (Minsa).
La investigación denominada ‘Estudio epidemiológico sobre el impacto de la pandemia COVID-19 en la salud mental de la población de Lima Metropolitana’ reveló que el 64.2% de los sobrevivientes refirió problemas de sueño y el 18.4% severidad del riesgo suicida.
El estudio, con una muestra de 1823 personas, evidenció que en las personas contagiadas por el virus la calidad de vida disminuyó de 7.9% a 7.6%, mientras que la prevalencia de trastornos psiquiátricos aumentó en 42.8% frente al 28.5% que no se infectó. Al respecto, el doctor Humberto Castillo Martell, director general del INSM, manifestó que el impacto del virus además de centrarse en el cuerpo de la persona, también se centra en la mente, con crisis más emocionales y de pánico; además de cuadros de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático.
«La experiencia que lleva a las personas a enfrentar aisladamente la enfermedad, la angustia cuando tienen dificultades para respirar, el miedo a perder la vida; y en casos severos, la necesidad de internamientos prolongados y respiradores mecánicos, despertando solos lejos de su familia, genera en ellos un encuentro de emociones, confusión mental y hasta pesadillas perturbadoras”, precisó. Para aliviar esos sentimientos, Castillo Martell recomendó a los sobrevivientes la práctica de terapias de relajación, a través de la respiración, para canalizar los malos pensamientos.
Asimismo, la terapia reflexiva, que es la base de la psicoterapia y tiene que ver con identificar lo que sentimos. “Tenemos que reconocer nuestras emociones, nuestros miedos, nuestras tristezas, nuestras cóleras y también reconocerlos en el otro y luego pensarlo críticamente”.
Señaló también que en caso de no poder controlar las emociones se debe buscar ayuda profesional o acudir a los Centros de Salud Mental Comunitarios implementados en el país.
Fuente: Agencia de Noticias Andina