Un niño de 10 años murió trágicamente cuando su madre adoptiva, Jennifer Lee Wilson, de 340 libras (154 kg aprox), se sentó sobre él como castigo en su hogar en Valparaíso, Indiana. La policía encontró hematomas en su cuello y pecho, y aunque intentaron reanimarlo, falleció en el hospital.
La mujer fue condenada a 6 años de prisión, con uno en libertad condicional, por homicidio imprudente. El caso ha generado debate sobre la crianza y el abuso infantil, resaltando la necesidad de apoyo y recursos para evitar tragedias similares.