Petroperú atraviesa una grave crisis financiera que ha afectado su capacidad de inversión y gestión. Con un creciente nivel de endeudamiento, la empresa se encuentra en una situación límite, donde las deudas han erosionado su capacidad operativa. A este panorama económico se suma un desastre ecológico de grandes proporciones: un derrame de petróleo en la zona de Lobitos, en Piura, que agrava aún más la crisis institucional que enfrenta la compañía.
La situación se agrava aún más por la falta de un liderazgo efectivo. Según el especialista en gestión pública, José Miranda, Petroperú ha caído en manos de gobernantes que no han mostrado interés real en su desarrollo.
«Está en manos de la presidenta Dina Boluarte y el equipo que ella ha destacado en el directorio. O sea, de una empresa rentable, porque el negocio del petróleo lo es, pero la han llevado a una situación muy caótica, desastrosa y prácticamente en la quiebra», indicó Miranda, reflejando el creciente descontento con la administración actual.
Para Miranda, no solo la falta de interés es un problema, sino también la falta de acciones concretas para revertir la crisis. «Es una empresa estratégica en la que cada sol que sea transferido, como ocurrió con el reflotamiento de la planta, se hizo con 7 mil millones de transferencias y últimamente también se tenía la misma intención y no ha dado resultados», señaló.