Impulsar la infraestructura turística y combatir la inseguridad ciudadana son tareas fundamentales para consolidar el atractivo de las regiones como destinos líderes en el mundo.
El turismo está estrechamente ligado a sectores como comercio, transporte y alojamiento, los cuales representaron el 15.1% del PBI de Cusco en 2023. Sin embargo, de acuerdo con el Instituto Peruano de Economía (IPE), entre enero y octubre de 2024, 2.8 millones de turistas se alojaron en establecimientos de hospedaje en Cusco, incluyendo 1.9 millones de extranjeros. Aunque esto representa un crecimiento del 45.6% respecto a 2023, sigue siendo menor a los niveles prepandemia. “El Santuario Histórico de Machu Picchu recibió 1 millón 411 mil visitantes entre enero y noviembre, 76 mil menos que en el mismo período de 2019 (-5.1%)”, indicó el IPE.
La inseguridad es un factor que afecta directamente la percepción de Cusco como destino turístico. Según datos del INEI, durante el primer semestre de 2024, el 36.7% de la población mayor de 15 años reportó haber sido víctima de un delito, posicionando a Cusco como la segunda ciudad con mayor índice de victimización entre urbes de más de 20 mil habitantes. Además, el 92.8% de los cusqueños cree que será víctima de un delito en los próximos 12 meses, la tercera percepción más alta del país.
Por otro lado, es importante mejorar la infraestructura para fortalecer el turismo. “El Aeropuerto Internacional Velasco Astete movilizó 3.8 millones de pasajeros entre enero y noviembre de 2024, un aumento del 28.3% respecto a 2023, aunque todavía un 1.6% menos que en 2019”, explicó el IPE. En este contexto, el Aeropuerto Internacional de Chinchero, diseñado para recibir hasta 8 millones de pasajeros anuales, es fundamental. Sin embargo, su construcción avanza lentamente, con solo un 13% de las obras principales completadas y un retraso acumulado de casi seis años.