En Perú, más de la mitad (56.5 %) de las personas LGTBIQ+ no expresa su orientación sexual o su identidad de género por miedo a ser discriminado o agredido, perder a su familia, sus amigos o su trabajo, incluso no poder encontrar un lugar dónde vivir, según la Primera Encuesta Virtual para Personas LGBTI elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Estas cifras confirman lo que señala el Banco Mundial: “la violencia basada en la orientación sexual o la identidad de género ocurre con frecuencia y, alarmantemente, con un grado significativo de aceptación social”. Esta es una realidad que genera aislamiento social, sentimientos de inutilidad, impotencia, fatiga, estrés, irritabilidad y pensamientos suicidas.
Sin embargo, si bien el Perú siguen siendo parte del 75% de los países de América Latina y el Caribe que no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo y del 64% que carece de legislación sobre identidad de género, algunos hechos trazan poco a poco un camino distinto.
Este año, por ejemplo, por primera vez postuló al Congreso una mujer trans e indígena. Durante los últimos tiempos algunas encuestas han continuado recopilando data clave sobre la comunidad LGTBIQ+. En el campo de la justicia, el Poder Judicial incluyó a esta comunidad en acuerdos internacionales para el acceso a la justicia sin discriminación y también se aprobaron los lineamientos para reconocer a las parejas LGTBI+ como deudas del personal de salud fallecido. Y otro hito ha sido la contratación, por primera vez, de personas trans por parte de la Municipalidad de Lima.
Pero ahora existen también iniciativas como Invisiblxs -que surgió del programa formativo de empoderamiento y liderazgo GirlGov Perú-, que buscan visibilizar un campo de la comunidad LGTBIQ+ pocas veces escuchado y atendido: el de los menores de edad. Un trabajo que ayuda encaminar a la sociedad hacia la reducción de desigualdades, una prioridad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por el PNUD.
En una encuesta realizada a 795 adolescentes, por ejemplo, Invisiblxs ha revelado que el 49% ha sufrido algún tipo de discriminación o violencia por su orientación y el 78% afirma haber presenciado actos de discriminación contra otros adolescentes LGBTBIQ+.
“Actualmente vivimos en una sociedad basada en el adultocentrismo, donde nuestras voces suelen ser opacadas e ignoradas”, explica Ariana Dextre Tuesta, representante de Invisiblxs. “Es importante que las entidades públicas investiguen y recolecten información sobre estos casos para tomar acciones jurídicas e implementar políticas que eviten crímenes de odio”.
Para generar más incidencia respecto a los derechos de los adolescentes LGTBIQ+, ahora Invisiblxs busca publicar “Las voces de los niños y adolescentes LGBTIQ+ en pandemia”, encuesta que les permitió recopilar más de 800 respuestas y 200 testimonios. Aspiran, además, a trabajar con entidades gubernamentales para incluir en el currículo escolar políticas de cero discriminación en los colegios.
Como señala la investigadora Alex Hernández a raíz de la publicación del libro El camino LGTB en el Perú del Proyecto Especial Bicentenario, el rol que pueden cumplir las instituciones que acompañan a las personas en esta etapa de la vida es clave.
“Es importante que los maestros tengan acceso a la información sobre personas LGTBIQ+ porque desde la docencia hay muchísimo poder”, ha explicado. “Los y las docentes tienen responsabilidad sobre esos niños y adolescentes LGTBIQ+, pero también sobre aquellos que no lo son y que justamente en el colegio aprenden a replicar esos estereotipos y prejuicios que más adelante se convierten en violencia”.
Fuente: Diario El Comercio