La historia oficial cuenta que un 23 de septiembre de 1821 la soprano Rosa Merino cantó a viva voz por primera vez el himno nacional compuesto por el músico agustino José Bernardo Alcedo, con letra del poeta iqueño José de la Torre Ugarte. Ambos se habían presentado a un concurso organizado por José de San Martín para dar a la nueva patria un himno como antes había sucedido en las Provincias Unidas del Río de la Plata (Argentina) y en Chile.

La interpretación se hizo, además, en un acto solemne en medio de la algarabía por la entrega del Real Felipe al ejército patriota. Sin embargo, el fallo del concurso y la fecha misma han sido puestas en duda. Sobre lo primero no existen documentos, y en una biografía de Alcedo se dice que la obra fue aprobada por el libertador por aclamación. Sobre lo segundo, Ricardo Palma aseguraba que la ceremonia fue el 24 de septiembre y Guillermo Ugarte Chamorro afirmaba que debió haber sido el 29 o 30 del mismo mes.

Pero las controversias alrededor de la marcha nacional continuarían. En primer lugar, no existió un documento que oficialice el himno y su letra, aunque se sabe que en los actos oficiales posteriores se entonó el nuevo símbolo patrio, como se hizo durante la entrega de la Orden del Sol, del 16 de diciembre de 1821. Asimismo, en un decreto de abril de 1822, Torre Tagle dispuso que los alumnos de las escuelas de Lima cantaran el himno los domingos. Sin embargo, tras la partida de San Martín y, con la llegada de Bolívar, en 1823, el himno fue dejándose de lado o, en todo caso, siguió cantándose el coro, pero con una estrofa apócrifa que ganó popularidad entre la gente, aquella que se inicia con el verso “Largo tiempo el peruano oprimido”.

“Hay que tener en cuenta —dice el historiador Juan Luis Orrego— que el siglo XIX fue muy anárquico y poco institucionalizado, entonces no hubo autoridad que formalice, registre, valide y haga cumplir de manera ortodoxa una letra. Fue más fácil conservar símbolos visuales como la bandera y el escudo; pero el himno no. Aunque se reproducía en gacetillas, no todos sabían leer y solo lo repetían de oído, y lo recreaban de acuerdo a los intereses de su tiempo. Es decir, reflejaba el sentimiento popular del momento”. Orrego menciona un documento de la época de la Confederación Peruano Boliviana (década de 1830), que reproduce un himno de cuatro estrofas y que al parecer es el más antiguo que existe.
La investigadora Ana Tissera en su ensayo “San Martín y Bolívar: los himnos nacionales de Perú” señala que la estrofa apócrifa se agregó de “manera espontánea” alrededor de 1825 y fue entonada durante la confederación, el combate del 2 de mayo y la guerra con Chile. Esto, a pesar de que el propio Alcedo, a mediados de 1860, publicó en Lima la partitura original con las seis estrofas escritas por de la Torre Ugarte —cuya primera estrofa se iniciaba con el verso “Ya el estruendo de broncas cadenas”—. En la Biblioteca Nacional se conservan tres partituras de aquella época.
Fuente: Diario El Comercio