Las últimas elecciones presidenciales han provocado el distanciamiento entre amigos y familiares; tras enfrentarse en discusiones y peleas causadas por el tenso ambiente electoral de la segunda vuelta.
“La intolerancia respecto a la opinión política del otro se evidenció en redes sociales y en las conversaciones cotidianas. De pronto, era el primer tema que aparecía en los momentos de interacción con la familia; y escuchaban frases como: «¿Por quién vas a votar?», «¿Por qué no votas por tal o cual candidato?», ¿Por qué vas a votar en blanco o anular tu voto?, eso es de tibios” o “¿Acaso eres fujimorista/comunista?»»; señaló María Garrido Hidalgo, psicóloga de la Universidad César Vallejo – sede Trujillo.
Para la especialista, debatir no es negativo. Demuestra que hay dos, tres o más opiniones diferentes que se deben defender; sin embargo, pelear es una situación distinta y no es recomendable llegar a ello.
“Pelear implica ya una situación de agredir con palabras, gestos, indirectas e inclusive de manera física a otra persona. No se acepta la opinión del interlocutor y tampoco se sustenta la propia posición con ideas claras y acertadas; cayendo en la intolerancia”, resaltó.
Asimismo, la especialista también precisó que esta situación de intolerancia -respecto a las opiniones políticas- ha afectado las relaciones familiares. Los causantes, en la mayoría de los casos, han sido aquellos integrantes que han buscado imponer sus ideas sobre las de los demás.
“Es importante que en las familias se fomente la discusión de ideas en las diferentes etapas de vida para que los miembros de la familia, sobre todo niños y adolescentes, piensen, razonen y analicen de modo que formen su propia opinión y la sepan defender respetando las opiniones de los demás”, agregó la Dra. Garrido Hidalgo; quien brinda algunos consejos para poder debatir sin que las relaciones interpersonales se vean afectadas.
• Es importante que cada uno de los miembros de familia que tuvieron la discusión evalúe cómo ha sido su comportamiento. Se debe ser consciente de que nos podemos haber equivocado en la forma de expresar nuestras opiniones.
• Se debe evaluar nuestro comportamiento, identificar los excesos y pedir disculpas a quienes ofendimos.
• Si nosotros hemos sido quienes hemos recibido la agresión, debemos ser capaces de perdonar. No siempre la otra persona se acercará a pedirnos perdón, pero el perdón. Esta acción nos ayudará a liberar nuestra psiquis de sentimientos negativos.
Este momento puede ser también una oportunidad para cambiar o mejorar la comunicación dentro de la familia. Aprender a escuchar y pedir perdón; pero sobretodo, practicar el valor de la tolerancia.