La imposición de un arancel base del 10% a las importaciones peruanas por parte de Estados Unidos ha encendido alarmas en el sector agroexportador. A pesar del Tratado de Libre Comercio (TLC), esta medida deja en desventaja a Perú frente a países como México, que están exentos gracias al T-MEC. Según el Instituto CRECER, esta decisión podría generar pérdidas de hasta US $900 millones anuales y afectar 150 mil empleos rurales, poniendo en riesgo la competitividad y estabilidad del sector.
Actualmente, Perú exporta más de US $4,500 millones en productos agrícolas a Estados Unidos, incluyendo arándanos, uvas y espárragos. Con el nuevo arancel, estos productos serán menos competitivos en comparación con los mexicanos, lo que podría reducir la demanda y perjudicar a más de un millón de trabajadores en el agro. Juan Manuel Benites, presidente del Instituto CRECER, advierte que la medida no solo afecta el comercio, sino también el desarrollo económico y social de zonas rurales que dependen de estas exportaciones.
Ante este panorama, el Instituto CRECER propone actuar en tres frentes: negociar con Estados Unidos para lograr excepciones dentro del TLC, aprobar una nueva Ley de Promoción Agraria para incentivar inversiones y diversificar mercados para reducir la dependencia de EE.UU. Benites considera que una respuesta arancelaria no es recomendable hasta agotar la vía diplomática y advierte que la decisión estadounidense, lejos de fortalecer su industria, generará distorsiones comerciales y afectará a consumidores y productores por igual.