A poco más de un mes para terminar el año, las autoridades subnacionales presentan un pobre avance en cuanto a la ejecución del presupuesto de obras. Sin embargo, lo que más llama la atención es el nivel de ejecución de las regiones que reciben recursos provenientes del canon, sobrecanon y regalías mineras.
En las regiones donde operan las principales minas del país, al 25 de noviembre, no se ha invertido ni el 60% del monto asignado para proyectos. Tal es el caso de Huari (Áncash), donde opera Antamina, con un Presupuesto Institucional Modificado (PIM) de S/.1,630′460,521 y cuyo avance es del 30%. Mientras que en Mariscal Nieto (Moquegua), donde se encuentra Quellaveco, uno de los proyectos cupríferos más grandes del país, se asignó S/. 443′330,552 y tiene un avance del 49.9%.
“El problema es que no hay una especie de castigo a la baja inversión del canon”, comentó la analista de Estudios Económicos de ComexPerú, Lety Gómez, y dijo que hay municipios que reciben altos presupuestos que no van de acuerdo con sus competencias y recursos humanos.
Asimismo, Gómez refirió que se tienen que priorizar los desembolsos de acuerdo con las brechas de cada zona del país, ya que hay personas, que viven cerca de las zonas mineras, que exigen bienes y servicios básicos a las empresas cuando eso, por ley, se lo tiene que dar el Estado. Por su parte, el analista Anthony Laub consideró que no ejecutar el presupuesto se traduce en menos calidad de vida para las personas. “El dinero está ahí, solamente falta la ejecución. Hay expertos que podrían ayudar a ejecutar las obras, pero hay un circuito de coimas, de ganancias que truncan las ejecuciones”, afirmó