Escribe: Yuri Castro / Periodista
La llegada a Trujillo de los 50 o 150 agentes de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Dinoes) para combatir la delincuencia y el crimen organizado, no me entusiasma en lo absoluto. Es figurita repetida. Hace 30 años escucho y veo lo mismo. Es parte del espectáculo. Allá aquel iluso que cree que sacar las botas a las calles es la solución al problema, peor aún aquel que el Ejército hará el mismo trabajo. Allá aquel que se cree semejante cuento. La mecedora a veces nos entumece y no nos hace activar nuestros sentidos.
La cuestión es sencilla. En principio, se trata de efectivos que no conocen los laberintos del hampa en Trujillo y, así, resultan buenos turistas en un territorio más que minado, marcado por la sangre y fuego del sicariato y la extorsión. Ciegos en un territorio que desconocen por completo. Acá lo que se busca es cortar los tentáculos del hampa y eso no se logra con un balazo o a machetazos. En realidad, no hemos aprendido nada de las buenas experiencias. Lo que se necesita es investigar para detener, y no lo contrario. Los Dinoes pueden servir de apoyo y nada más en el trabajo para frenar este monstruo.
En el combate contra la delincuencia y el crimen organizado se necesitan de los buenos policías, los justos y los necesarios. Cantidad no es calidad. Así, una vez más, lo acaban de comprobar los agentes antisecuestros de Lima que acaban de liberar a un empresario, dueño de una cebichería, que estaba secuestrado por una banda de peruanos y venezolanos. Se trata de 11 policías, todos expertos en Inteligencia, con mucha mística y pundonor, quienes estuvieron en Trujillo, en su momento, pisando los tentáculos a la organización criminal «Los pulpos» y rescataron sana y salva a una empresaria secuestrada. Policías que comprobaron que en nuestra ciudad hay más de un infiltrado del hampa en todas las instituciones, sobre todo en el corazón de la misma PNP, y que, si es que no se cortan esos brazos, la situación va a empeorar más.
En Trujillo sí hay policías con esas características, pero están relegados por la falta de liderazgo y porque más tienen que estar preocupados en cubrirse las espaldas de sus propios colegas con cierta familiaridad con el hampa. ¡A esos los necesitamos! Se trata de policías divididos en cinco grupos de Inteligencia, muchos de ellos con mucha experiencia en desarticular bandas, pero no hay una cabeza pensante dentro de la PNP, menos en el Comando, que aglutine todo ese trabajo en un solo objetivo a corto y mediano plazo.
Está la División Macro Regional de Inteligencia (DIVMRI), abocada a toda la región de La Libertad; la Sección de Inteligencia (SECCIN) de la División de Investigación Criminal de Trujillo, un equipo móvil de la Dirección Nacional de Inteligencia (DIRIN), otro grupo de la Dirección General de Inteligencia (DIGIMIN) y la División de Investigaciones de Delitos de Alta Complejidad (DIVIAC).
Bien haría el jefe policial de La Libertad, general Augusto Ríos Tiravanti, en convocar a todos estos agentes, establecer metas y objetivos, como, por ejemplo, o al menos, poner tras las rejas a la banda delincuencial que cuatro veces asaltó casas de cambio en pleno centro de Trujillo, a cuatro cuadras de su oficina, donde despacha y suele convocar a conferencias de prensa para dar cuenta de sus “logros” en la lucha contra el hampa. Pero claro, a eso se le llama liderazgo, y eso no está a la vuelta de la esquina y, lo más importante, se pregona con el ejemplo y respeto, dando su lugar a quién corresponde.