El 5 de abril de 1992, un día como hoy hace 27 años, el entonces presidente de la República, Alberto Fujimori decidió ejecutar un autogolpe de Estado y mediante un mensaje televisivo anunció la disolución del Congreso y la intervención del Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, y el Ministerio Público.
«Como presidente de la República me he sentido en la responsabilidad de asumir una actitud de excepción para procurar aligerar el proceso de esta reconstrucción nacional por lo que he decidido tomar las siguientes trascendentales medidas. Primero: Disolver temporalmente el Congreso de la República (…) Segundo: Reorganizar totalmente el Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales y el Ministerio Público para una honesta y eficiente administración de justicia. Tercero: Reestructurar la Contraloría General de la República (…) Como ciudadano elegido por las grandes mayorías nacionales solo me anima el deseo de lograr la prosperidad y la grandeza de la nación peruana y ello solo será posible a través de una profunda transformación del Estado y sus instituciones», fueron las palabras más recordadas del discurso de Alberto Fujimori aquella noche del domingo 5 de abril de 1992.
El objetivo de Alberto Fujimori era emprender una reforma del Estado que le facilitara el control total sobre el aparato estatal sin respetar la democracia, el estado de derecho ni el orden constitucional para lograr perpetuarse en el poder.
Pero el caos se desató los días posteriores al 5 de abril. El entonces presidente Alberto Fujimori contaba con el apoyo de las Fuerzas Armadas y ordenó que las tropas del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea se apostaran en los exteriores de las sedes intervenidas, así como en los locales de los partidos políticos de oposición y en las calles y autorizó que diversos medios de comunicación fueran tomados por los militares.
El entonces presidente del Senado, Felipe Osterling, fue impedido de ejercer sus funciones y hasta se le negó el ingreso en las instalaciones del Congreso de la República, donde fue golpeado por los policías que le restringían el acceso por estar con arresto domiciliario.
Lourdes Flores condenó la decisión de Alberto Fujimori de disolver el Congreso tras el autogolpe del 5 de abril de 1992, mientras que Roberto Ramírez del Villar, entonces presidente de la Cámara de diputados y líder del PPC, fue cesado de sus funciones legislativas y encerrado en su domicilio bajo arresto domiciliario.
Algunos periodistas y políticos opositores al Gobierno de Alberto Fujimori fueron secuestrados por los militares que recibían órdenes del entonces Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE).
Alberto Fujimori también ordenó que sean intervenidas algunas instituciones independientes como el Colegio de Abogados de Lima (CAL), cuyo decano en aquel entonces, Raúl Ferrero Costa, fue agredido por los efectivos que custodiaban los exteriores de la sede del CAL y que le impidieron ingresar a la misma.
Pero el disuelto Congreso siguió reuniéndose, inicialmente en secreto, y luego sesionando en la sede del CAL y lo primero que decidieron fue declarar la vacancia de Alberto Fujimori y nombrar a su vicepresidente Máximo San Román como Presidente constitucional del Perú.
Máximo San Román asumió el cargo el 21 de abril de 1992 y recibió la banda presidencial de manos del ex presidente Fernando Belaunde Terry e hizo un llamado a las Fuerzas Armadas para deponer a Alberto Fujimori pero no obtuvo apoyo, ya que el mandatario contaba con el respaldo de la OEA y las medidas para convocar al Congreso Constituyente Democrático.