En el 2018, la embajada de Alemania en Brasilia publicó, un material audiovisual educativo con la intención de explicar a los brasileños cómo la sociedad alemana vive hoy tras la experiencia del nazismo y el Holocausto.
Pero el video, de poco más de un minuto de duración y titulado «Cómo se enseña historia en Alemania», acabó siendo objeto de polémica en las redes sociales.
Hay quienes niegan el hecho histórico del Holocausto, quienes afirman que el nazismo era una ideología de izquierda y quienes se disculpaban con la embajada alemana por el comportamiento de algunos de sus compatriotas.
La embajada respondió a algunos de los usuarios, tratando de apaciguar los ánimos y corregir a los negacionistas: «El Holocausto es un acontecimiento histórico, con pruebas y testigos que se pueden encontrar en muchos sitios de Europa», señaló la institución
Y aunque las autoridades alemanas afirman en el material que el nazismo es una ideología de extrema derecha, hay quienes sostienen lo contrario.
A propósito de esta polémica, reproducimos a continuación un texto de la periodista Camilla Costa, de BBC Brasil, originalmente publicado en mayo de 2017, en el que se exploran los fundamentos del nazismo:
«¡Pon los pies en la tierra! Ser de izquierda es estar a favor de los miles de muertes causadas por el comunismo y el nazismo en el mundo. ¡Reflexiona!», dice un mensaje publicado en Twitter en enero.
«El socialismo/comunismo es una ideología de izquierda hermana del nazismo», dice otro tuit de finales de abril. Otro usuario de la red social pregunta: «¿Cuántas personas estarán en grupos de libertarios en Facebook discutiendo si el nazismo es de izquierda o derecha en este preciso momento?».
La discusión sobre si el movimiento nazi alemán cuyo gobierno mató a millones de personas y llevó a la Segunda Guerra Mundial tendría los mismos orígenes del marxismo hierve en las redes sociales hace algunos meses, con la creciente polarización del debate político en Brasil.
Pero historiadores aclaran lo que dicen ser una «confusión de conceptos» que alimenta la discusión, y explican que el movimiento representaba una «tercera vía».
Confusión
«Tanto el nazismo alemán como el fascismo italiano surgen después de la Primera Guerra Mundial, y van contra el socialismo marxista que había sido victorioso en Rusia en la revolución de octubre de 1917, pero también contra el capitalismo liberal que existía en la época, » afirma Denise Rollemberg, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Federal Fluminense (UFF).
«Por eso existe esa confusión».
«No era que el nazismo fuera de izquierda, pero tenía un punto de vista crítico en relación al capitalismo que era común a la crítica que el socialismo marxista también hacía.
«Lo que los nazis decían era que ellos querían hacer un tipo de socialismo nacionalista para Alemania, pero sin la perspectiva que tenía el marxismo de unir revoluciones en el mundo entero.
El proyecto del movimiento nazi, según Rollemberg, preveía una «revolución social para los alemanes», a diferencia del proyecto de los partidos de derecha de la época, «que venían de una cultura política del siglo XIX, de exclusión completa y falta de diálogo con las masas «.
Sin embargo, dice la profesora, sería complicado clasificarlo en el espectro político actual. «Ellos rechazaban lo que era la derecha tradicional de la época y también la izquierda que se estaba estableciendo: procuraban mostrarse como un tercer camino», afirma.
Nacionalismo
La idea de una «revolución social para Alemania» dio origen al Partido Nacionalsocialista alemán, en 1919.
La palabra «socialista» en el nombre es uno de los principales argumentos utilizados en los debates de internet que hablan del nazismo como un movimiento de izquierda, pero los historiadores discrepan.
«Me parece que eso es una gran ignorancia de la historia y de cómo sucedieron las cosas», dice Izidoro Blikstein, profesor de Lingüística y Semiótica de la USP y experto en análisis del discurso nazi y totalitario.
«Lo que es fundamental ahí es el término ‘nacional’, no el término ‘socialista.’ Esa es la línea de fuerza fundamental del nazismo: la defensa de lo que es nacional y ‘propio de los alemanes’. Ahí entra la llamada teoría del arianismo «, explica.
De acuerdo con Blikstein, los teóricos del nazismo buscaban una fundamentación teórica y filosófica para defender la idea de que ellos eran descendientes directos de los arios, que sería una especie de tribu originaria de Europa.
«Los estudiosos en Europa tenían el ‘sueño de la raza pura’ en esa época. Cuanto más cerca de la tribu aria, más pura sería la raza, y esos teóricos creían que el grupo germánico era el más cercano.
De ahí surgió la tesis de que, para ser felices, tenían que defender la raza aria, para alejarse de las subversiones y la decadencia. Alegaban que la raza pura podría salvar a la humanidad.
La idea de defender el pueblo germánico ganó popularidad en un momento de pérdida de territorios, profunda recesión y fuerte inflación tras la Primera Guerra Mundial, y se convirtió en el centro del movimiento nazi.
«Era necesario recuperar la moral de esas personas pobres, que no tenían dinero y eran masacradas por los capitalistas», explica Blikstein. En ese contexto, afirma, el nazismo vendía la idea de «rehacer el orgullo de la nación aria, el mecanismo para hacerlo sería eliminar a los no arios, y esa teoría se aplicó hasta las últimas consecuencias».
Marxistas y capitalistas
Al tiempo que propagaba la idea de que el nazismo significaría una revolución social en Alemania lo que incluía, por ejemplo, una mayor intervención del Estado en la economía, el partido también dejaba clara su oposición respecto al marxismo.
«Las manifestaciones hitleristas eran profundamente antimarxistas», dice la antropóloga Adriana Dias, una estudiosa de movimientos neonazis del centro de altos estudios Unicamp.
«El nazismo y el fascismo decían que no existía la lucha de clases como defendía el socialismo y sí una lucha a favor de los límites lingüísticos y raciales».
Las escuelas nacionalsocialistas que se extendieron por Alemania enseñaban a los jóvenes que los judíos eran los creadores del marxismo y que, además de antimarxistas, debían ser antisemitas.
Los judíos, por otra parte, se convirtieron en el punto principal de la persecución nazi porque representaban tanto el socialismo como el capitalismo liberal, aunque esto pueda parecer antagónico en la actualidad.
«Había una simbología del judío como representante, por un lado, del socialismo revolucionario, porque Marx venía de una familia judía convertida al protestantismo, así como muchos bolcheviques», dice la historiadora Denise Rollemberg.
«Por otro lado, los judíos eran asociados al capitalismo financiero porque los judíos asimilados (aquellos que asumieron las culturas de otros países, además de la nación religiosa) que vivían en Europa tenían una tradición de préstamos de dinero y de negocios, » agrega.
Precisión científica
La «precisión científica» del exterminio de judíos en la Alemania nazi también dificulta las comparaciones con la persecución política durante el régimen socialista soviético, en opinión de Izidoro Blikstein.
«Ha habido muchos genocidios en el mundo, pero ninguno igual al nazismo, porque este era plenamente apoyado por una falsa teoría científica y lingüística y fue llevado hasta las últimas consecuencias. La Unión Soviética también tenía campos de trabajos forzado, pero no existía una doctrina para justificar eso», afirma.
«Pero hay rasgos comunes entre el nazismo del régimen (soviético) de Stalin, como la propaganda, por ejemplo, y el hecho de que ambos eran regímenes totalitarios, que controlaban y legislaban sobre la vida pública y privada del ciudadano», admite.
Además de los judíos, el régimen nazi también persiguió a demócratas liberales, socialistas, gitanos, testigos de Jehová y homosexuales, algo que hoy contribuye a que el nazismo sea clasificado como de extrema derecha, y ha sido tomado como bandera para grupos que predican contra la comunidad LGBT, contra inmigrantes y contra musulmanes, por ejemplo.
«Todo ese proyecto de represión, censura, campos de concentración y exterminio nazi era dirigido a quienes estaban fuera de lo que ellos llamaban ‘comunidad popular’ o pueblo alemán.
«Pero los alemanes que eran demócratas liberales y socialistas también eran excluidos por ser contrarios al proyecto nazi y poner en riesgo esa comunidad popular», explica Denise Rollemberg.
Sin embargo, para Blikstein, la idea de raza es tan central al nazismo que, así como no se puede usar el proyecto de revolución social para clasificarlo como «de izquierda», también es difícil definirlo como la «derecha» que conocemos hoy en día.
«Decir sólo que Hitler era un político de derecha es empequeñecer el nazismo, fue más que de derecha o de izquierda. Fue una doctrina diseñada para defender una raza, aunque ese concepto es discutible y poco científico», dice.
Crisis de referencias
Una recapitulación del proyecto y del régimen nazi, de acuerdo con expertos en el asunto, aumenta la confusión: debería haber igualdad social y distribución de ingresos, pero inmigrantes, judíos, opositores políticos e incluso hijos «no talentosos» de alemanes serían excluidos de ella por ser «menos puros».
El Estado prometía interferir más en la economía para beneficio de los ciudadanos, pero empresas privadas fueron las mayores beneficiadas con la máquina de exterminio y la guerra nazi.
El movimiento decía defender a los trabajadores, pero los sindicatos laborales se extinguieron, así como el derecho de huelga. El socialismo marxista era mal visto, pero el liberalismo también.
¿Cómo es posible defender todas estas ideas al mismo tiempo?
«Cuando el partido fue constituido, tenía una vertiente más a la izquierda y otra más a la derecha. Al inicio tenía un discurso bastante antiburgués, pero cuando el grupo más a la derecha tomó el poder en Alemania, fue haciendo más alianzas con la burguesía y expulsando al grupo de izquierda «, dice la historiadora de la UFF.
«Además, el nazismo nace en medio de una crisis de referencias muy grande después de la Primera Guerra Mundial, muchos pasaron de un lado a otro. Los valores a menudo se barajan, y los conceptos de derecha e izquierda actuales no aclaran bien el asunto».
Entre historiadores, el intento de trazar paralelos entre el nazismo y el fascismo europeos y el régimen estalinista en la Unión Soviética tampoco es nuevo, según Rollemberg.
«Todos ellos eran regímenes totalitarios, pero el totalitarismo puede estar de cualquier lado. Hoy entendemos que existe el totalitarismo de derecha, como el nazismo y el fascismo; y el de izquierda, como el de la Unión Soviética», concluye.
Fuente: BBC