Si bien el Perú se mantiene en el ranking del Índice Global del Hambre (IGH) en el puesto 38 de 121 países, su resultado demuestra un retroceso de diez años con una puntuación de 17.7 similar a la que se registró en el 2012. La situación es particularmente crítica en siete regiones con una puntuación superior a 20 catalogada como “grave”
Según William Campbell, de la Fundación Ayuda en Acción, antes de la pandemia solo había una región con índice ‘grave’, que era Huancavelica, pero al cierre de 2021 ya había siete. Además de la antes mencionada figuran en la lista Loreto, Ucayali, Huánuco, Ayacucho, Apurímac y Puno.
“Han pasado diez años y no hemos mejorado, sino que hemos empeorado y los logros que se obtuvo prácticamente se han ido al tacho por la crisis política, la falta de fertilizantes. En realidad, por las continuas crisis que están generando más desnutrición crónica, mortalidad infantil y menos consumos de alimentos”, afirmó.
Sin embargo, Campbell explica que esta situación no se debe a la pandemia, sino a las insuficientes acciones que se han realizado para combatir el hambre.
“Hay situaciones que nos hacen ver un panorama sombrío y complicado en el que hay que tomar decisiones inmediatas. Con mucha preocupación vemos que ello no va a pasar el 2023 por la coyuntura política que atravesamos y el ingreso de nuevas autoridades regionales”, argumentó.
Por su parte, el presidente ejecutivo de la ONG Ecosad, Alain Santandreu, explicó que el problema “no se resuelve entregando alimentos ni bonos” sino tomando acciones. Asimismo, precisó que no se está midiendo lo que significa la emergencia, aunque señaló que la “inseguridad alimentaria es algo que puede evitarse”.