Escribe: Karina Rodríguez Chuquilín
Algunas caminan con ropa deportiva rumbo al gimnasio, otras, compran rosas o llevan a sus hijos al colegio. Todas son mujeres de diversas edades pero con un sólo propósito. También existen aquellas que deben madrugar para llevar un pan al hogar, de igual manera, constantes esfuerzos, que pocas veces son bien recompensados.
Hoy 8 de marzo del 2023, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, muchas feminas pasarán el día laborando en oficinas, centros de salud, mercados de su localidad y, hasta incluso, en las mismas calles como lo hacen las trabajadoras de limpieza pública o policías que custodian nuestra ciudad. Más allá de recibir una felicitación, chocolates o rosas, es importante tener en claro que hoy no es un día cualquiera, ya que se conmemora la lucha que iniciaron muchas mujeres desde el año 1857. Lamentablemente, ellas no tuvieron los mismos privilegios que hoy gozamos, pero no se quedaron con los brazos cruzados y decidieron hacer historia: tomar las calles para exigir mejores condiciones laborales.
Si bien es cierto que, con el paso de los años, las brechas se han acortado, el camino todavía es arduo.
El equipo de OVEJANEGRA logró conversar con Milagros, ella es vendedora de pollo en el Mercado de Monserrate, en Trujillo. Pese a estar desanimada por la baja venta de pollo en estas fechas accedió a conversar con nosotros. «Antes llegábamos y el pollo se iba rapidísimo. Ahora, la gente prefiere el pescado porque está cinco o seis soles», comenta, mientras espera paciente la llegada de alguna ama de casa. Sabe que la situación es complicada, pero, como madre de familia, también es consciente que ofrece un producto de calidad y por eso el precio es un poco más elevado. Pese a las pocas ventas del día, no pierde la fe en superar las realizadas el día de ayer.
También conocimos la historia de Sonia, quien, según cuenta, se levanta, a diario, desde las tres de la madrugada para realizar un viaje desde Virú a Trujillo. Ella lleva más de 20 años ofertando verduras y frutas, pero este día es como cualquier otro. «Las que trabajamos no podemos celebrar. Celebramos en el negocio», refiere, mientras termina de arreglar sus productos en el mercado Monserrate.
Cada mujer lleva una lucha constante en su interior, las amas de casa quienes deben dejar de lado sus pasiones o emplear su tiempo libre en actividades que beneficien a su familia. Las trabajadoras de entidades públicas o privadas, que deben demostrar que no han alcanzado un alto cargo sólo por ser atractivas o que no rendirán de la misma forma que lo haría un varón. Son tanto solo algunos ejemplos de los que a diario deben enfrentar las mal consideradas como «el sexo débil».
Esta lucha no es sólo de quienes tienen menos oportunidades o menos recursos, sino es una lucha de manera conjunta que debe continuar firme año tras año, hasta que realmente exista una sociedad más igualitaria y consciente de las grandes capacidades que poseen las mujeres, sin importar su edad, raza, condición o ideológica.