El aumento de peruanos rumbo a Estados Unidos ha sido abrupto, de 4,229 en febrero a 10,222 en marzo, con un incremento de 137%, según datos de la Superintendencia Nacional de Migraciones.
En abril, el salto fue mayor, con un promedio de 1,000 viajeros al día, por lo que se estima que en total fueron unos 30,000, aunque el presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit), Ricardo Acosta, habla hasta de 40,000, casi diez veces más que en febrero.
Ese desproporcionado aumento disparó “brutalmente” el precio de los pasajes, porque los vuelos están ‘full’ y las aerolíneas quieren recuperar un poco lo que han perdido, precisó Acosta.
Si durante la pandemia unos boletos a Miami costaban entre US$ 500 y US$ 700, ahora están en más de US$ 1,000 e incluso algunos superan los US$ 4,000 en clase turista.
Tres perfiles de viajeros
De acuerdo con Acosta, hay tres tipos de turistas de vacunas, siendo el más popular el que hace un viaje exprés para inocularse la única dosis que requiere la vacuna de Johnson & Johnson.
En menor medida están quienes optan por vacunas de dos dosis, lo que les obliga a hacer sendos viajes en cuestión de pocas semanas o a quedarse unos 30 días.
Aunque en todos los escenarios la inversión es evidente, Acosta opinó que vale la pena hacer el esfuerzo porque, en caso de contagiarse en Perú, el tratamiento puede ser muy costoso.
“En un viaje pueden gastar un promedio de US$ 2,000, cuando aquí actualmente un balón de oxígeno cuesta S/ 5,000 o S/ 6,000 (US$ 1,315 o US$ 1,580) y la recarga entre S/ 1,500 y S/ 2,000 (US$ 395 y US$ 525)”, detalla Acosta.
“Peor si uno tiene la desgracia de caer en una clínica particular, donde las cuentas van de S/ 150,000 a S/ 500,000 (US$ 40,000 a US$ 130,000)”, agrega.
Vacunaciones sigilosas
Entre los peruanos así vacunados hay caras muy conocidas como las de Hernando De Soto y César Acuña, excandidatos presidenciales que abogaban por que la vacuna en Perú estuviera a cargo del sector privado pero que viajaron a Estados Unidos por una vacuna financiada con dinero público.
No son escasos tampoco los peruanos que, tras vacunarse allí han relajado las medidas de prevención y se han contagiado, pues la vacuna evita hospitalizaciones y muertes, pero no la infección por COVID, que han transmitido a sus allegados con consecuencias fatales, narra Acosta.
Un problema mayor en un país donde la inmensa mayoría de la población aún falta por inmunizar.
Fuente: Diario Gestión