En apenas un día, el COVID-19 mató a más peruanos que El Niño Costero del 2017 (162), el incendio en Mesa Redonda del 2001 (277) y el Mega Niño de 1998 (366). El domingo último, el Ministerio de Salud (Minsa) reportó un nuevo récord absoluto de fallecimientos diarios por la pandemia: 433. Un número que sigue incrementándose en abril.
Según la plataforma de datos abiertos del Minsa, en lo que va del mes se han registrado 5.069 decesos por el virus en el país. Esta cifra puede leerse desde otra perspectiva, que resulta aún más preocupante: son 12 muertos por cada hora transcurrida, o un muerto por cada cinco minutos.
El 12 de enero, el Gobierno oficializó la llegada de la segunda ola al Perú. Desde esa fecha, la curva de fallecidos empezó a mostrar un aumento notable en comparación al último trimestre del 2020. Por ejemplo, en diciembre pasado la cifra total de muertos confirmados por COVID-19 fue 1.730; en el primer mes del año, esta se duplicó y llegó a 3.457.
En febrero, el evento epidemiológico nos impactó con mayor fuerza y se registró un acumulado de 5.504 decesos, además de un primer pico de víctimas diarias: 252 (el día 16). De allí en adelante las cifras se redujeron hasta marzo, pero el 1 de abril la curva volvió a dispararse de manera acelerada. Solo en las dos últimas semanas el récord absoluto de fallecimientos confirmados fue superado al menos tres veces (incluyendo el registro del domingo último).
Estos números son la punta del iceberg, ya que si bien el Minsa cuenta hoy 57.230 muertos de manera oficial, las regiones reportan más de 82 mil. En tanto, en el Sinadef donde se suman las víctimas sospechosas y compatibles de la infección la cifra bordea los 158 mil. Debido a estas disparidades, el Gobierno ha creado un comité técnico para establecer criterios únicos en el registro, cuyas conclusiones estarían listas en mayo próximo.
Reacciones y posibles causas
El Colegio Médico del Perú ha cuestionado la labor del Ejecutivo tras conocerse las últimas cifras de muertos por el COVID-19, las cuales ha calificado como “de terror” . El decano nacional Miguel Palacios Celi explicó que estas prueban que la estrategia aplicada “ha sido un fracaso”, y pidió que se convoque a su gremio para tomar mejores decisiones en el manejo de la pandemia.
“Es momento de dar alternativas. Tenemos que identificar interlocutores válidos. Se tiene que hacer hablar a gente que la población crea, confíe […] Hay que tomar en cuenta que el virus queda flotando en el ambiente, flota por hasta 4 horas, depende del aerosol. En los espacios cerrados hay aerosoles que flotan, ahí es donde hay que ir con mascarilla y facial. Los aforos tienen que ser supervisados. El Estado debe repartir mascarillas y protectores de manera masiva”, dijo
Juan Carlos Carbajal, miembro de Open COVID Perú, precisó que este incremento registrado de abril está estrechamente vinculado al impacto de la variante brasileña del virus y a las salidas por Semana Santa. Es decir, todos son muertos recientes –con fecha de defunción confirmada– y no se trata de un sinceramiento de cifras con víctimas de meses anteriores.
“Cuando uno mira la curva, se da cuenta que este seria el verdadero pico de la segunda ola. Estoy convencido de que las muertes seguirán en aumento durante algunas semanas, pero también veo una cierta esperanza: actualmente, los fallecimientos por toda causa que registra el Sinadef están descendiendo. Es probable que alcancemos un máximo de decesos confirmados y luego cambie de rumbo hacia abajo. Todo esto dependerá del cumplimiento de las restricciones por parte de la población”, indicó.
Para el médico investigador Percy Mayta Tristán, director de Gestión de Proyectos y Promoción de la Investigación de la U. Científica del Sur, el Perú atraviesa “el peor momento” de la segunda ola. Coincide con Carbajal en que la variante brasileña P1 es un factor determinante en el incremento súbito de contagios y muertes, aunque aclaró que las cifras todavía están lejos de descender.
“Hay que tener presente que este aumento no tiene relación alguna con las Elecciones Generales realizadas el pasado domingo. Cuando una persona se infecta y la enfermedad sigue su curso sin atención médica, el fallecimiento se da regularmente entre 14 y 16 días después. Hoy estamos contando los decesos provocados en Semana Santa; aquellas personas que se contagiaron al inicio de ese gran feriado. Todavía faltan sus familiares y contactos, quienes también se habrían infectado”, concluyó.
Fuente: Diario El Comercio