Si bien son tres las formas en que el coronavirus puede ingresar a nuestro cuerpo: contacto, gotículas y aerosoles, esta última vía es la que despierta mayor atención últimamente debido a que podrían estar suspendidos, incluso, hasta por tres horas, y ser fuente de contagio sin que las personas lo sepan.
“Los mecanismos de transmisión más importantes de los virus respiratorios son tres: por gotitas, contacto y aerosoles. La OMS aceptaba las dos primeras y por eso ponía mucho énfasis en la higiene de manos, uso de alcohol, mascarillas y protector facial, pero desde hace muy poco se ha logrado reunir información sólida sobre el peligro que encierran los aerosoles”, advirtió Lely Solari, médica infectóloga del Instituto Nacional de Salud (INS)
Comentó que existen estudios en animales e incluso narró un caso emblemático ocurrido en Estados Unidos el año pasado: un coro de 61 personas registró 53 contagiados en un mismo día, a pesar de que guardaron distancia de muchos metros y no se saludaron. Dos de los enfermos murieron.
Tras la revisión del caso, muchos aspectos jugaron en contra. Entre ellos, todos se encontraban en un lugar completamente cerrado, con las ventanas aseguradas y algunos usaron inadecuadamente las mascarillas.
“Desde hace algunas semanas, la OMS ya acepta que existe una evidencia sólida sobre este tipo de contagio del COVID-19”.
No se ve, pero está allí.
El mayor peligro de los aerosoles comentó la experta es que no se ven, pero están allí, flotando como lo hacen, por ejemplo, los aromatizadores que usamos en el baño.
“Después que se coloca sobre el ambiente uno lo puede oler por varios minutos después, así no lo vea. Usted se va del baño, regresa unos minutos después y sigue oliendo rico y eso ocurre porque los aerosoles, que son partículas sólidas, muy chiquititas, se quedan flotando en el aire. Lo mismo puede pasar con los aerosoles del COVID-19”.
El riesgo de las partículas del COVID-19 es que no huelen y no nos pueden alertar que están allí. Cuanto más pequeñas sean las partículas, se quedarán más tiempo flotando. Las más grandes caerán en poco tiempo.
“Si una persona con coronavirus entra al baño tose o estornuda emite aerosoles diminutos. Si entramos al mismo lugar, no lo oleremos, pero si respiramos nos contagiaremos”.
¿Hay manera de evitar contagiarnos con esos aerosoles? Usando el mismo ejemplo de los perfumadores de baño, la respuesta es sí. ¿Cómo? Usando correctamente la mascarilla KN95 o de lo contrario, la doble mascarilla: Una quirúrgica primero y de tela encima, pero bien ajustadas, para que no ingrese ninguna partícula de fuera.
Abran puertas y ventanas
Otra manera de protegernos frente a esta vía de contagio es la ventilación permanente de las áreas que ocupamos.
“Si seguimos con el ejemplo del ambientador de baño, pensemos: ¿Qué pasa si usted deja la puerta del baño abierta? El tiempo del perfume durará menos, porque el aire circula y se lleva los aerosoles del ambientador. Pero si tiene la puerta cerrada, el perfume durará más porque el aire no circula. Esa es la explicación de por qué hay que tener los ambientes bien ventilados”, detalló Solari.
Para los que están en contra de abrir las ventanas de la casa por temor a que ingrese el virus desde fuera, indicó que esto solo es posible si vivimos en una calle con alto tránsito de personas. A partir de un segundo piso, no hay riesgo alguno “pues el virus no va a ir hacia arriba”.
Recomendó tener mucho cuidado en espacios cerrados como gimnasios, templos o restaurantes, todos con permiso para operar con aforo controlado.
“Los aerosoles del COVID-19, dependiendo del tamaño de la partícula podrían estar suspendidos de dos a tres horas en el ambiente. De allí la importancia de exigir medidas de ventilación, con extracción del aire, filtrarlo para virus, para luego ventilar con aire artificial, pero limpio. Eso es lo que se debería hacer en espacios cerrados”.
Destacó que las mascarillas y el protector facial son herramientas indispensables para protegernos ante las gotículas y aerosoles contaminados con COVID-19, pero si nos enfocamos únicamente en los ojos sería ideal colocarse lentes de plástico.
“El protector facial también hace, aunque no es su función, una adicional: evita que las personas se estén agarrando la cara y la mascarilla. Su eficacia crece sobre todo en lugares aglomerados donde no se va a poder mantener la distancia de dos metros y el peligro de las gotículas aumenta”.
Fuente: Agencia de Noticias Andina