Desde el 3 de mayo, los violentos enfrentamientos, considerado los peores en años, entre manifestantes palestinos y la policía israelí dejaron cientos de heridos en Jerusalén Este, la parte palestina de la ciudad ocupada y anexada por Israel.
A la violencia se sumó la muerte de al menos 22 palestinos, nueve de ellos niños, en bombardeos israelíes en Gaza, que respondían al lanzamiento de cohetes por parte de movimientos armados palestinos desde el enclave palestino.
Jerusalén, el centro del conflicto, fue y es escenario de violentos enfrentamientos entre judíos y árabes desde hace 100 años.
Los ataques entre Israel y las milicias palestinas de Gaza difieren en esta ocasión de enfrentamientos anteriores: el detonante de esta escalada de violencia ha sido Jerusalén, donde ha confluido una serie de factores y movilizaciones que han reabierto las causas del conflicto.
La extensión de las protestas a las comunidades árabes en Israel, de origen palestino; los enfrentamientos entre civiles; y el foco puesto en la movilización de un barrio jerosolimitano, del este ocupado, por el posible desalojo de familias palestinas en favor de colonos judíos reflejan unas dinámicas diferentes que están por definirse.
Prohibición del Ramadán
¿Cuándo empezaros los nuevos enfrentamientos? Hace aproximadamente un mes, cuando Israel impidió algunas reuniones del Ramadán, celebración sagrada para los musulmanes.
En ese entonces, Israel anunció la suspensión de los permisos de entrada de 83.000 palestinos durante el ramadán tras la muerte de cuatro personas en un atentado cometido por dos palestinos en Tel Aviv.
Luego Israel flexibilizó esa restricción, pero ya era tarde y la chispa había iniciado un conflicto, que Israel terminó de fogonear con su plan para desalojar a decenas de palestinos de un barrio de Jerusalén Este.
Protestas
También fueron los jóvenes los que lideraron el movimiento de protesta en la Puerta de Damasco, entrada a la ciudad amurallada, cuando Israel cercó al inicio del mes sagrado de Ramadán con vallas las escalinatas e impidió a los residentes sentarse a tomar el té y café en los tradicionales encuentros después del ayuno.
Las constantes protestas y disturbios que no hacían más que aumentar la tensión llevaron a Israel a recular y abrir el espacio. Sin embargo, los jóvenes se siguen concentrando allí desde entonces cada noche en intensos enfrentamientos con la Policía israelí.
La creciente presencia palestina en la Puerta de Damasco llevó también a Israel a recular y cambiar la ruta del llamado Día de Jerusalén, en la que mayoritariamente jóvenes ultranacionalistas israelíes celebran año a año en la Ciudad Vieja lo que consideran la reunificación de Jerusalén: la capital israelí, incluida la parte ocupada.
A la que algunos ya denominan «la batalla de Jerusalén», se han unido las poblaciones árabes de Israel, palestinos originarios y descendientes con ciudadanía israelí.
Alarmas: por primera vez desde 2014
Las alarmas antiaéras que sonaron este lunes por primera vez desde 2014 en Jerusalén por el disparo de cohetes desde Gaza, y celebraron con aplausos los palestinos congregados en la Puerta de Damasco, seguían a un ultimátum desde la franja: que la Policía israelí liberara a los detenidos en los consecutivos disturbios de estos días y se retirara de dos zonas claves de Jerusalén Este ocupado.
El brazo armado del movimiento islamista Hamás, que controla de facto el enclave, reivindicó el lanzamiento de los primeros proyectiles hacia Jerusalén, que fueron seguidos por más de 200 disparos más por parte de distintas milicias palestinas.
Poco después del disparo de los primeros cohetes, los disturbios se retomaron en Jerusalén Este ocupado, con nuevos enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas, y las protestas recorrieron las ciudades árabes del norte Israel, donde durante la madrugada manifestantes quemaron coches y contenedores y lanzaron piedras. Más de 100 fueron detenidos y un palestino con ciudadanía israelí murió por un disparo de un israelí judío.
Netanyahu reconoció estar en una «lucha que se ha extendido a varios frentes: Jerusalén, Gaza y otras partes en el país».
Postergación de elecciones palestinas
Pero también hay otro suceso de hace unos días que profundizó el descontento. El presidente palestino, Mahumd Abas, anunció un aplazamiento de las primeras elecciones palestinas en 15 años hasta que se «garantice» su celebración en Jerusalén Este, ocupado por Israel.
«Hemos decidido postergar la fecha de las elecciones hasta que se garantice que nuestro pueblo puede ejercer sus derechos democráticos en Jerusalén», declaró Abas tras una reunión de la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dedicada a las legislativas previstas el próximo 22 de mayo.
Hamás y otros críticos de Abas afirman que condicionar las elecciones a que Israel permita votar en Jerusalén Este le brinda al estado judío un veto inaceptable sobre el derecho de voto palestino.
Las protestas contra Abas, poco corrientes, estallaron inmediatamente tanto en Ramala como en la ciudad de Gaza.
El coordinador especial de las Naciones Unidas para la paz en Oriente Medio, el noruego Tor Wennesland, apoyó el viernes pasado el voto palestino en Jerusalén Este.
Pero, señaló: «Fijar una nueva y oportuna fecha para estas elecciones sería un paso importante para asegurar al pueblo palestino que su voz será escuchada. Un largo periodo de incertidumbre podría exacerbar la frágil situación».
Respuesta de la ONU
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de urgencia para evaluar la violencia de los últimos días en Jerusalén pero sin llegar en principio a un acuerdo sobre una declaración conjunta, ya que Estados Unidos considera que » por ahora no es oportuno lanzar un mensaje público», señalaron diplomáticos.
Las negociaciones a seguir se centran en un texto que corre el riesgo de ser aligerado frente al propuesto inicialmente por Noruega, un miembro no permanente de ese cuerpo de 15 integrantes, dijeron las fuentes.
El texto inicial, que fue presentado conjuntamente con Tunez y China, demanda «a Israel detener las actividades de colonización, demoliciones y expulsiones» de palestinos «incluyendo Jerusalén Este», según el documento al que accedió la AFP.
La propuesta de declaración expresa la «honda preocupación» del Consejo por los incidentes y pide a las partes que eviten «medidas unilaterales que exacerben las tensiones y socaven la viabilidad de la solución de dos Estados».
Según un diplomático, Estados Unidos pidió en la reunión por videoconferencia realizada a puertas cerradas «trabajar entre bastidores» para calmar la situación y dijo «no estar seguros de que a estas alturas un comunicado pueda ayudar».