Fernando Karadima murió a los 90 años la noche del domingo en la residencia de ancianos de Santiago donde vivía, confirmaron este lunes medios locales y agencias internacionales.
Su muerte tuvo lugar la noche del último domingo 25 de julio en la residencia de ancianos San Juan de Dios, en Santiago, debido a una serie de enfermedades, tales como bronconeumonía, insufiencia renal, diabetes e hipertensión arterial, según consignaron medios locales con base al certificado de defunción.
Su caso salió a la luz en 2010, cuando Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo contaron los abusos que sufrieron en un reportaje de televisión.
“Todo lo que teníamos que decir de Karadima está dicho. Él era un eslabón más en esta cultura de perversión y encubrimiento en la Iglesia”, dijeron este lunes en un comunicado las tres víctimas.
Karadima fue condenado en 2011 por la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede a “una vida de oración y penitencia” y se le prohibió tener contacto con antiguos feligreses o realizar cualquier acto eclesiástico de forma pública.
En septiembre 2018, el papa Francisco lo expulsó del sacerdocio tras un polémico viaje a Chile. Posteriormente, los 34 obispos del país también presentasen su renuncia en un hecho sin precedentes en el mundo.
La sanción sacudió no solo a la Iglesia, sino también a la élite política y económica chilena con la que el religioso forjó sólidos nexos desde la parroquia El Bosque, en el acomodado barrio capitalino de Providencia.
Conocido como el «cura de la élite», Karadima formó a numerosos religiosos, entre ellos cinco obispos, y fue confesor y consejero de personalidades públicas de Chile, uno de los países más católicos de la región.
La Justicia chilena le investigó pero, como las acusaciones en su contra se remontaban a los años 80 y la primera mitad de los años 90, determinó que lo delitos habían prescrito, pese a dar por válidos los testimonios de las víctimas.
Sin embargo, los tribunales sí condenaron en 2019 a la iglesia a pagar una indemnización por daños morales de cerca de 150.000 dólares a Murillo, Hamilton y Cruz.
Fuente: Diario La República